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Un ex director penitenciario admitió que la cárcel es inhabitable

Ruben Julio Puente fue director de la Unidad Penal Nº 28 de Magdalena dos gestiones antes que Tejeda, hoy acusado de homicidio culposo en el juicio por la muerte de 33 detenidos en el incendio conocido como la Masacre de Magdalena. En su declaración ante el Tribunal Oral en la Criminal Nº 5 dijo que todas las unidades están superpobladas pero nunca se van a clausurar.

Al día siguiente de escuchar la declaración de una de las imputadas por abandono de persona seguida de muerte continuaron los testimonios del personal penitenciario vinculado a la UP 28. Ruben Julio Puente fue director de esa cárcel en 2003, cuando se construyeron los módulos donde ocurrió el siniestro.

“A raíz de una vorágine de alojar internos, había una intención política muy fuerte de hacer la obra. Se hicieron módulos de bajo costo, similares a los que se hacen para una guardia hospitalaria”, comenzó recordando Puente en su declaración.

Las condiciones de las celdas en la Unidad 28 de Magdalena en la actualidad.

“Una vez que se inauguró nos mandaban listas para alojar en esos pabellones y hubo internos que no alojé porque no me parecía. La población que podíamos poner ahí no era mucha. Tuve llamados de atención de jefatura por no alojar internos de las listas”, aseguró Pavón. Según su declaración como director tomaba especiales recaudos respecto de a quiénes iba a enviar a esos pabellones por sus características: se encontraban alejados del resto del penal y eran espacios colectivos.

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Declaró una de las imputadas: María Roma

Durante la audiencia del lunes 23 y por pedido de su abogado particular, la única mujer entre los penitenciarios imputados por la masacre de la unidad penal 28 de Magdalena ofreció al tribunal su versión sobre lo ocurrido durante la noche del 15 de octubre de 2005, cuando murieron 33 detenidos en el interior del pabellón 16. Las preguntas de las partes estuvieron orientadas especialmente a los 3 accesos del módulo colectivo, en torno a si las puertas permanecieron abiertas o cerradas durante el letal incendio.

Luego de recibir la noticia de una pelea entre “ranchadas” -o grupos- de detenidos en el pabellón 16 de la unidad penal 28, María Roma y otros integrantes de la guardia de seguridad exterior se dirigieron a ese módulo colectivo del penal e ingresaron.

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Detienen a un agente penitenciario por falso testimonio

Es uno de los agentes penitenciarios que estaba de guardia la noche del incendio y aún presta servicios en la Unidad 28 de Magdalena. Frente a los jueces dijo no recordar nada de esa noche y mintió acerca de no haber comentado los hechos con otros compañeros. El pedido de detención lo realizó uno de los abogados de la defensa.

Esta semana comenzaron a declarar frente a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 5 de La Plata los funcionarios penitenciarios que estaban de guardia la noche del 16 de octubre de 2005, cuando ocurrió la masacre. A diferencia de los relatos de las personas que estuvieron detenidas en aquel momento los de los agentes en servicio aquella noche son vagos y sus recuerdos escasos.

En la última jornada de la semana el caso más evidente fue el de Javier Casco. “Yo en este momento no te puedo decir puntualmente porque no recuerdo como para hacerte un relato. Lo que declaré es lo que vi y lo que pasó, en este momento no tengo la declaración”, comenzó excusándose.

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El turno de los peritos

En la última semana declararon frente al tribunal integrado por Isabel Martiarena, Ezequiel Medrano y Carmen Palacios Arias los peritos que intervinieron tras el incendio en la Unidad Nº 28 de Magdalena. Bomberos, autopsiantes, ingenieros e investigadores de distintas disciplinas testimoniaron sobre los informes periciales que constan en la causa.

Negro de humo, Monóxido de carbono, Ácido cianhídrico fueron los términos que más se escucharon entre las declaraciones de los peritos que asistieron a las audiencias a testimoniar sobre los informes que realizaron tras la Masacre de Magdalena.

La represión

De acuerdo a los informes periciales se recogieron más de 20 vainas servidas del pabellón siniestrado. Algunas fueron levantadas por peritos policiales y el resto por el perito balístico de la suprema corte de justicia. Los lugares de donde fueron levantadas indicaron el recorrido de un tirador disparando a la largo de las camas del pabellón a pesar de que la advertencia en las cajas de cartuchos recogidas indicaba no disparar a menos de 10 metros porque podía ser letal.

“No sé si (el pabellón) era de 9 x 30 metros, pero disparar ahí 24 veces en poco tiempo, tanta cantidad de disparos es algo abusivo (…) No sé si era común esa manera de reprimir, porque leyendo los testimonios de los internos ya sabían que se tenían que poner detrás de los gabinetes o levantar los colchones. Por ahí un exceso de represión llevó a que quieran prender fuego”, declaró el Ingeniero Alfredo Gardés, encargado de juntar todas las pericias para realizar una reconstrucción 3D de los hechos.

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Desmemorias

Un mes de audiencias lleva el juicio por las 33 muertes ocurridas en la Unidad Penal 28, en octubre de 2005. La mayoría de los testigos que en ese momento estaban detenidos coincidieron en que la ayuda de los bomberos llegó tarde, cuando entre los mismos presos ya habían hecho hasta lo imposible para rescatar a los que habían quedado atrapados en el pabellón 16. Ahora comenzaron a declarar los bomberos. 

Era la primera vez que un incendio de esa magnitud ocurría en Magdalena, y no era cualquier lugar: en la cárcel. La sirena del cuartel sonó alrededor de la media noche, los bomberos voluntarios de Magdalena acudieron al llamado y salieron con todo lo que tenían. “En ese momento Magdalena estaba desprotegida”, dijo el jefe del cuerpo, activo en ese momento, ante los jueces.

La densa columna de humo negro se veía tras el muro de la Unidad 28, las autobombas lo atravesaron y llegaron al primer puesto. Un jefe de guardia recibió al encargado del cuerpo de bomberos que se había trasladado hasta el lugar en su propio auto.

– ¿Van a entrar?

–  Si me das protección para el personal, sí.

Uno de los camiones quedó en ese puesto. “Nos abrieron un portón azul e ingresamos por un pasillo, de un lado había individuos agarrados de las rejas gritándonos ‘¡los pibes!, ¡que se queman!’; al doblar a la derecha se veía el lugar de donde salía humo por la puerta y había un grupo muy grande de personas, que supusimos eran internos, muy alborotados, gritando”, declaró Rogelio Cordal, el jefe de los bomberos. Fue uno de los pocos bomberos con recuerdos nítidos de aquella noche, cuando se enfrentaron a un fuego que jamás en su vida habían visto.

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Masacre de Magdalena

33 personas detenidas en el Penal de Magdalena, murieron durante un incendio. El personal del Servicio Penitenciario nunca abrió las puertas y murieron asfixiados.