CATÁLOGO DEL MAM

Año 2006

A 30 años del golpe de Estado, las muestras de este año se estructuran en torno a la mirada del periodo dictatorial desde el presente. El poder y la corrupción, la justicia y la impunidad, aparecen bajo nuevas luces, desde visiones diferentes. La desaparición de Julio López reaviva el horror y pone de manifiesto la desprotección y la fragilidad, las complicidades y las continuidades de los años ’70 en la democracia argentina.

Romper la pared, de Carlos Gorriarena, inauguró un nuevo ciclo de muestras en el Museo. Desde su desborde de color y forma establece una crítica al fenómeno de la corrupción, la impunidad y la soberbia de quienes se sienten dueños del poder. A veces, los personajes de sus pinturas son desagradables y siniestros: sonrisas falsas, anteojos negros y trajes blancos visten los protagonistas de las grandes injusticias que el poder político permite sucedan en la Argentina. El pintor trabajaba con materiales de la realidad: la noticia diaria en el mundo y la fotografía periodística son el disparador para sus planteos políticos relatados en imágenes. Los grandes desfiles del nacional socialismo alemán, el sometimiento de EEUU sobre Latinoamérica, las dictaduras argentinas y sus formas de represión, la guerra de Malvinas, la resistencia de las Madres de Plaza de Mayo, el terrorismo de Estado y las políticas neoliberales fueron los temas que se abordaron en esta exposición.

En un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1976, llegó a las salas del Museo una exhibición producida por la CPM que reunió los registros fotográficos de carácter documental más emblemáticos del accionar del terrorismo de Estado en la Argentina en las décadas del ’70 y ’80. La muestra se llamó Instantáneas. 30 años con memoria y fue acompañada por una exhibición colectiva de diferentes artistas que trabajaron el mismo eje temático desde diversas disciplinas de la imagen.

Las biografías de las grandes figuras de la cultura nacional víctimas del terrorismo de Estado llegaron al Museo de la mano de familiares y seres queridos que aportaron fotos, dibujos, cartas y documentos. Así se armó Como un león, un recorrido biográfico sobre Haroldo Conti con material proporcionado por familiares e información extraída del Archivo de la Dirección de Inteligencia de la Provincia de Buenos Aires. El escritor desaparecido poseía en la DIPPBA un legajo de persecución que analizaba detalladamente la novela Mascaró y sus connotaciones políticas. Estos legajos fueron el punto de partida para que la Comisión Provincial por la Memoria produjera una muestra sobre la vida de Conti en todas sus dimensiones: la infancia en su Chacabuco natal, su paso por el Seminario, su Tigre adorado y tan contado en sus novelas, el mar, Cabo Polonio, los barcos y la simpleza y profundidad de sus textos. Su postura política y su desaparición física.

Hacia mediados de año, se presentó en el MAM Rep recuerda, una serie de historietas en las que, desde el humor gráfico, Miguel Repiso traza un puente con el acontecer de la Argentina en sus últimas tres décadas. Una exposición de producciones originales publicadas en diferentes medios nacionales, relacionadas principalmente con la última dictadura. Desde el juego complementario del dibujo con la palabra, Rep acude al humor político y a su sensibilidad social para narrar el pasado argentino. Rep recuerda, cuestiona y profundiza en la memoria como punto de partida para pensar el hoy.

Posteriormente, llegó al Museo La credibilidad de lo fantástico, exposición de la fotógrafa Liliana Parra, quien -a partir de sus fotografías en blanco y negro, intervenidas y sutilmente dibujadas- compone diferentes ciclos: Iván y Federico clase 1976, Las Plantas, una sociedad controlada, Estados alterados y Conurbano, donde alude al disciplinamiento, la violencia y la exclusión como marcas que dejó la dictadura.

La última muestra del año 2006 fue El lamento de los muros, de Paula Luttringer, compuesta por imágenes de una gran crudeza, texturas ásperas, oscuras, cargadas de tragedia. Se trata de una representación expresionista de los centros clandestinos de detención cruzada con los testimonios desgarradores de mujeres sobrevivientes.

Paula estuvo en cautiverio en un centro clandestino en 1977. En la muestra, las fotografías son acompañadas con testimonios de sus compañeras secuestradas y sobrevivientes. Los muros hablan, cuentan cosas, imaginan otras. Sus imágenes muestran las huellas del horror del cautiverio, la tortura y la imperiosa necesidad de salir de ese lugar, de franquear esa puerta. Dice Paula: “Había hormigas que entraban y salían; entonces me pasaba mirando a esas hormigas porque esas hormigas entraban y salían del mundo. Andaban por la tierra, por el afuera, y volvían al adentro, y entonces no me sentía tan sola”.