comisión provincial por la memoria

12 DE JUNIO

RESTITUCIÓN DE LA SEXTA NIETA

Tamara Ana María Arze nació el 22 de julio de 1974. No había cumplido dos años cuando fuerzas de seguridad ingresaron a la casa y secuestraron a la pareja que la cuidaba desde que su madre, Rosa Mary Riveros, había sido secuestrada y desaparecida. Tamara fue entregada, en ese mismo operativo, a unos vecinos del barrio con la promesa de volver a buscarla, cosa que jamás ocurrió.

Al cabo de unos días los vecinos se acercaron a una comisaría cercana a consultar por la situación de la niña, pero sólo recibieron amenazas, por lo que decidieron criarla junto a sus hijos. En 1980, con el afán de regularizar la tenencia de Tamara, se acercaron al Juzgado de Menores N°2 de Lomas de Zamora donde dejaron constancia de la situación ante el juez Ripa y solicitaron el permiso de adopción. La petición fue rechazada y la familia fue notificada de que la mamá de Tamara se encontraba detenida. Asimismo, iniciaron la tramitación legal de la guarda de la niña y el otorgamiento de su DNI. Sin embargo, desde el juzgado jamás se presentaron en la vivienda ni volvieron a contactarlos.

Años más tarde, la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo denunció que Tamara figuraba en la nómina de niños o niñas desaparecidas que había sido presentada ante ese mismo juzgado; sin embargo, como ocurrió en tantas otras dependencias judiciales, jamás se investigó la relación ni se comunicó con la asociación.

Mientras tanto, Rosa se encontraba detenida de manera ilegal sin información sobre su situación legal ni sobre el paradero de su hija. Pasaron años hasta que en 1981, tras haber sido blanqueada su condición de presa política, fue puesta en libertad e instigada exiliarse para salvar su vida. Antes de salir del país le encomendó a Abuelas de Mayo la búsqueda de Tamara.

Pasaron dos años más hasta que el 12 de junio de 1983 la niña fue localizada en Guernica, provincia de Buenos Aires. De esta manera, Abuelas de Plaza de Mayo lograba restituir la identidad de la sexta niña recuperada. Luego de dar con su paradero y de realizar todos los preparativos previos, tanto legales como de acompañamiento a las víctimas, las entonces presidenta y vicepresidenta de Abuelas, Chicha Mariani y Estela de Carlotto, viajaron con Tamara hasta Lima, Perú, donde Rosa esperaba ansiosa el reencuentro con su hija.

Actualmente viven juntas en Suiza.

 

"TAMARA VUELA DOS VECES" de Eduardo Galeano

Tamara Arze, que desapareció al año y medio de edad, no fue a parar a manos militares. Está en un pueblo suburbano, en casa de la buena gente que la recogió cuando quedó tirada por ahí. A pedido de la madre, Las Abuelas de Plaza de Mayo emprendieron la búsqueda. Contaban con unas pocas pistas y al cabo de un largo y complicado rastreo, la han encontrado.

Cada mañana Tamara vende querosén en un carro tirado por un caballo, pero no se queja de su suerte; y al principio no quiere ni oír hablar de su madre verdadera. Muy de a poco Las Abuelas le van explicando que ella es hija de Rosa, una obrera boliviana que jamás la abandonó. Que una noche su madre fue capturada a la salida de la fábrica, en Buenos Aires.

Rosa fue torturada, bajo control de un médico que mandaba parar, y violada, y fusilada con balas de fogueo. Pasó ocho años presa, sin proceso ni explicaciones, hasta que el año pasado la expulsaron de Argentina. Y ahora, en el aeropuerto de Lima, espera. Por encima de los Andes, su hija Tamara viene volando hacia ella.

Tamara viaja acompañada por dos de las abuelas que la encontraron. Devora todo lo que le sirven en el avión, sin dejar una miga de pan ni un grano de azúcar. Y en Lima, Rosa y Tamara se descubren. Se miran al espejo, juntas, y son idénticas: los mismos ojos, la misma boca, los mismos lunares en los mismos lugares.

Cuando llega la noche, Rosa baña a su hija. Y al acostarla le siente un olor lechoso, dulzón; y vuelve a bañarla. Y otra vez la baña y por más jabón que le mete, no hay manera de quitarle ese olor. Es un olor raro…Y de pronto, Rosa recuerda. Éste es el olor de los bebitos cuando acaban de mamar. Tamara tiene diez años… y esta noche huele a recién nacida.

Eduardo Galeano.

Año 1983. Recién restituida, la nieta Tamara Arze almuerza con Rosa Roisinblit, antes de volar a Perú
Rosa Mary Riveros y su hija Tamara Arze Riveros, 1983
Rosa Mary Riveros y su hija Tamara Arze Riveros, 1983