Masacre de Budge

Para la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA) el caso no pasó desapercibido. Como muestra están las más de mil fojas de la investigación iniciada el día siguiente de la masacre, que contienen informes de inteligencia, recortes de prensa, escritos de la causa, volantes y afiches de las invitaciones a las marchas que se realizaron para reclamar juicio y castigo a los culpables.

Estos legajos indican cómo la DIPPBA puso especial atención en perseguir a los familiares de las víctimas, acompañadas por la Comisión de Amigos y Vecinos de la Masacre de Budge. Son innumerables los informes que dan cuenta de ello, detallando quiénes asistían a cada marcha, los discursos que se daban, y hasta conversaciones que mantenían algunos de los manifestantes mientras caminaban. Había un infiltrado para cada movilización, para cada asamblea o reunión en el barrio.

A su vez, la delegación de inteligencia de Lanús informó a la central acerca del entorno de las víctimas, quiénes eran, qué hacían, si contaban o no con antecedentes penales. La DIPPBA tomó nota de las acciones de los abogados, elaboró al mismo tiempo un detallado prontuario de cada uno, y de los avances en la causa una vez iniciado el juicio, con una sistemática cobertura de las audiencias. Se registró además a los dirigente y/o funcionario que seguía el tema y reclamaban por las irregularidades en el funcionamiento de la policía y la justicia.

Aquí mostramos algunos de los documentos que dan cuenta del espionaje ejercido, pero también de un proceso de lucha que se conectó con otros tantos casos de violencia policial ocurridos en democracia, que se llevaron la vida de jóvenes y que engrosan un listado de impunidad que continúa hasta el presente.