Seleccionar página

SEGUNDA AUDIENCIA – 16 DE AGOSTO

Uno de los testigos de la masacre en la unidad penal 28 describió, durante la segunda jornada del histórico juicio que lleva adelante el TOC 5 de La Plata, la secuencia de abandono, violencia contra los detenidos y desidia que desplegaron los encargados de pabellón y la guardia armada de la cárcel mientras el módulo 16 ardía en llamas y morían por quemaduras y asfixia las personas allí encerradas. En su relato, el testigo –que sigue detenido en el SPB- habló particularmente sobre el jefe del penal: “En el caos se agarró a trompadas con un detenido y ordenó a los agentes que nos dejaran sólos a los que intentábamos rescatar al resto”.

La segunda jornada del juicio por la masacre de Magdalena –que tiene como imputados a 17 agentes y funcionarios del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) por la muerte de 33 personas detenidas en la unidad penal 28- comenzó el miércoles 16 pasadas las 10 de la mañana en la sala 1 del Tribunal Oral Criminal 5 de La Plata con la resolución de peticiones formuladas por la fiscalía de juicio en torno a dos testigos que estaban pendientes para declarar pero que no pudieron asistir al debate por ser día de visitas en las unidades penitenciarias en las que están alojados.

Sobre este punto cabe aclarar que el listado de las primeras testimoniales está integrado por sobrevivientes de la masacre, especialmente por personas que estaban alojadas en el pabellón 15 de la unidad 28, contiguo al 16 donde se produjo el fuego letal. Luego de resolver favorablemente, los magistrados dieron paso a las cuatro declaraciones testimoniales de la jornada, que correspondieron a personas actualmente detenidas.

“El jefe del penal de aquél momento, de apellido Rojas, estuvo afuera de los pabellones sin hacer nada. Yo lo vi parado cerca de sanidad cuando me subí al techo de los pabellones 15 y 16. Rojas gritaba: ‘Déjenlos sólos a estos’, y puteaba a los detenidos que intentábamos abrir un hueco en la pared. Después supe que se había agarrado a trompadas con un detenido y por eso, horas después, nos cagaron a palos a todos”, relató uno de los testigos que, el 17 de octubre de 2005, minutos antes del incendio en el pabellón 16, llegaba al pabellón 15 luego de trabajar.

Fue uno de los tantos detenidos que, desde el momento en que les abrieron la puerta de auxilio al fondo del pabellón 15, se pusieron a trabajar colectivamente para abrir el candado de la salida de emergencia del pabellón 16 y que luego, ante la imposibilidad, cruzaron por el techo a dos aguas hasta la parte del frente de ambos módulos para intentar abrir boquetes en las paredes donde el fuego no era tan intenso.

“Sólo intentó ayudar un penitenciario de todos los que había. Él subió conmigo a los techos y después dejé de verlo hasta que supe que se había caído del techo y estaba herido. Varios detenidos lo llevaron hasta sanidad mientras que sus compañeros lo dejaron ahí tirado ¿De qué manera puede pensarse que hubo un motín si este buen hombre trabajaba con nosotros para tratar de salvar a los que gritaban por las ventanas ‘No nos dejen morir’?”, describió.

El relato fue muy similar al de los otros tres testigos de la audiencia, y todos tuvieron que enfrentarse a las recurrentes preguntas de los defensores de los imputados que sugerían el desarrollo de un “motín” como desencadenante de la inacción de los penitenciarios durante el incendio.