comisión provincial por la memoria

PLAN SISTEMÁTICO DE EXTERMINIO

Durante la dictadura militar se llevó a cabo una política de represión que superó todos los límites, fue más allá de la muerte: intentó borrar la historia y la identidad de sus víctimas. Los sangrientos crímenes planificados requirieron necesariamente de la clandestinidad. La magnitud de los crímenes requería su ocultamiento. Negar la tortura y la muerte a través de la desaparición, negar el derecho a la identidad a través del secuestro y la apropiación. Decretar el punto final para impedir la reconstrucción de una historia signada por los crímenes masivos.

Sin embargo, en el seno de la misma dictadura hubo quienes hicieron imposible que la experiencia límite fuese enterrada. La indagación dolorosa y desesperada sobre el destino de quienes eran detenidos o secuestrados por fuerzas de seguridad y que luego eran negados, en un principio fue asumida por un reducido grupo de allegados, víctimas y familiares.

Luego de esos primeros años, cuando la represión fue más intensa, los organismos de derechos humanos se afianzaron y sus reclamos asumieron una indiscutible legitimidad a través de la confirmación de sus denuncias por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

El afán con que los responsables del genocidio intentaron impedir que sus acciones salieran a la luz revela una acabada conciencia sobre la naturaleza horrenda de sus crímenes: no había razones humanas capaces de justificarlos. Sin embargo, se encontraron fosas comunes, se localizaron centros de detención clandestinos, fue posible que parte de los niños y bebés secuestrados recuperaran su identidad, se reconstruyeron algunas de las trayectorias de quienes fueron secuestrados, asesinados y negados por el poder militar, se identificaron gran parte de los responsables de la planificación e instrumentación del horror.

Desde el juicio a las Juntas Militares en los primeros años del retorno a la democracia hasta la actualidad, el peso de la justicia como escenario privilegiado para construir una verdad probada y duradera sobre lo ocurrido fue uno de los rasgos que caracterizó el singular camino recorrido por la sociedad argentina en torno a la última dictadura militar. 

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Este mapa que localiza los Centros clandestinos de detención (CCD) de la provincia de Buenos Aires muestra la totalidad de los centros registrados como tales según el Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, así como también aquellos cuyos datos nos fueron aportados por diversas organizaciones que guardan relación con la Comisión por la Memoria (CPM). Los centros clandestinos de detención fueron aquellos lugares utilizados, durante la dictadura militar de 1976/1983, por las fuerzas de seguridad del Estado de forma secreta y clandestina, durante un período prolongado, para alojar prisioneros ilegales, realizarles interrogatorios sistemáticos acompañados de tormentos, torturas y en algunos casos exterminio.