Los sitios y espacios de memoria son lugares que promueven la construcción de la memoria del pasado reciente, la defensa de los Derechos Humanos y llevan adelante políticas que fortalecen la participación activa de la ciudadanía. Estos lugares funcionaron como centros de detención clandestina o donde sucedieron hechos representativos del accionar represivo durante la última dictadura cívica militar en Argentina. Como también lugares que recuperan la militancia popular y la participación política de trabajadores y estudiantes.
Durante la última dictadura cívico militar en Argentina funcionaron alrededor de 800 lugares de detención clandestina, otras tantas dependencias militares, policiales y de inteligencias fueron parte operativa del terrorismo de estado. Años después estos espacios comenzaron a ser reclamados por los organismos de Derechos Humanos, por las organizaciones de ex detenidos y detenidas y familiares para constituirlos como espacios para el recuerdo y transmisión de la memoria. Con una amplia participación de la sociedad las experiencias fueron múltiples y fortalecieron la construcción de la memoria colectiva en nuestro país. Y en los últimos años los sitios de memoria fueron centrales en la transmisión del pasado y en la institucionalización de las políticas orientadas a la lucha por los derechos humanos. También a lo largo de tiempo hubo otros lugares que recuperan la militancia popular y la participación política de trabajadores y estudiantes que se formaron como ámbitos de reunión y construcción de la memoria.
Los sitios de memoria que han sido resignificados y en los que se llevan adelante actividades tendientes a la difusión y problematización de nuestra historia reciente y de los hechos ocurridos en ese lugar y, además, son espacios de promoción y defensa de los Derechos Humanos, los llamamos espacios para la memoria.
Un modo de hacer visible la existencia de estos sitios de memoria en el entramado territorial es a través de las señalizaciones, que son marcas identificadotorias que se colocan en ese lugar y que irrumpen el espacio público. Estas señalizaciones son promovidas por actores de la propia comunidad, por victimas y por familiares.
Tanto las señalizaciones como los espacios para la memoria hacen visible la existencia de estos lugares que fueron piezas fundamentales para llevar adelante el plan sistemático de terror y extermino acaecido en nuestro país. Como también su señalamiento habla de las resistencias y militancias políticas en el pasado y presente. Todos estos sitios componen un tramado que crece, se trasforma y se disputa como todo territorio de memoria.