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En la cuarta semana de audiencias comenzaron a escucharse los testimonios de los bomberos voluntarios de Magdalena que acudieron al incendio.

Durante la audiencia del 11 de septiembre dos bomberos voluntarios que participaron del operativo durante el fatal incendio en la unidad 28 de Magdalena coincidieron en señalar que el jefe del cuerpo de aquél momento dio la orden de retirarse del interior de la cárcel mientras todavía seguía saliendo intenso humo negro del pabellón 16. El hombre, de apellido Cordal, declaró la semana pasada.

El pabellón 16 quedó hasta hoy con los vestigios del incendio.

Uno de los bomberos explicó que aquella noche llegaron a la unidad penal 10 minutos después de haber recibido el llamado en el cuartel. En el ingreso, alguien les abrió el portón exterior y fueron guiados hasta el frente del pabellón en llamas, donde estacionaron el camión autobomba y comenzaron las tareas de despliegue de mangueras. “Los internos estaban todos sueltos por donde andábamos nosotros”, describió, y agregó que en un momento determinado se acercó otro bombero con la indicación de salir: “Levanten todo, salgamos de acá’, y salimos con las mangueras del autobomba arrastrando”. El testigo recordó que, afuera de la unidad, se encontraría con el jefe Cordal, quien había dado la orden de retirarse.

El otro bombero que declaró en la misma audiencia coincidió en su testimonio: se retiraron sin haber terminado el trabajo, y varios de ellos recibieron la orden de que regresaran a Magdalena, porque los bomberos más antiguos se quedarían en el lugar del incendio.

Por otra parte, en esta audiencia volvió a surgir, de uno de los bomberos que testimoniaron, el recuerdo de “una manguera con presión de agua que desde el frente de la unidad hasta el ingreso al pabellón 16 ya estaba instalada” para el momento en que llegan los tres vehículos de autobombas. Sin embargo, los otros dos bomberos que declararon en la misma jornada, no mencionaron en ningún momento esa presunta manguera, ni la recordaron cuando el defensor oficial Ferreira preguntó sobre ese objeto tirado en el piso.

Otro punto que llama la atención de los bomberos que han declarado hasta el momento es que ninguno puede recordar, ni siquiera de manera aproximada o difusa, qué cantidad de agua puede haber sido descargada desde los autobombas hacia el pabellón del incendio. No lo recuerdan ni en minutos, ni en cantidades, ni la dirección en la que el agua habría sido arrojada.

Por último, cabe destacar que, a pesar de las insistentes preguntas de los defensores acerca de eventuales agresiones por parte de los detenidos hacia los bomberos, ninguno de los testigos manifestó haber sido agredido ni presionado, y describen a los internos que habían salido de sus pabellones en actitud permanente de rescate a los que habían quedado atrapados en el 16.