una vida por la paz · recorrido en imágenes

“Nadie puede sembrar con los puños cerrados, hay que abrir la mano para que la semilla vuelva a la Madre Tierra y dé su fruto”.

Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz. 

A continuación te encontrarás con una trayectoria en imágenes de los momentos más significativos en la vida de Adolfo Pérez Esquivel. Su inclaudicable búsqueda de la Paz, la Verdad y la Justicia, el encuentro con el arte, sus contactos con referentes en la lucha por los derechos de las mayorías, sus vínculos cercanos y su irrevocable humanidad.

texto curatorial de la muestra

He aquí trazos, imágenes, testimonios de la vida de Adolfo Pérez Esquivel: el nieto de aquella mujer guaraní, el hijo del pescador que se quedó ciego, el niño que vendía diarios en los trolebús de Buenos Aires y le escribía incrédulo a Evita para pedir una pensión para su padre. Adolfo es el padre de Leonardo, Ernesto y Esteban, el compañero de vida de Amanda. Es el abuelo y el bisabuelo. Adolfo es el carpintero que hace los muebles de su casa, el pintor de cuadros y paredes, el maestro y profesor con decenas de honoris causa. Adolfo es el “hombre que enseñó a luchar” a las mamás de Ayacucho, Perú. Adolfo es el sobreviviente de los vuelos de la muerte, el perseguido, secuestrado y torturado, el preso, el exiliado.

Adolfo lleva en su propia biografía la marca de los pueblos.

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Hace 40 años América latina sufría la devastación de la violencia represiva. Las dictaduras asolaban la región abriendo aun más la brecha de la desigualdad social entre pobres cada vez más pobres y ricos cada vez más ricos. La resistencia de los pueblos fue creciendo al calor del dolor, la persecución y la muerte; la solidaridad y la esperanza fueron los baluartes levantados a pesar de todo.

Adolfo recibió el premio Nobel de la paz en nombre de esos pueblos y continuó un largo e intenso camino acompañando nuevas luchas, sembrando solidaridad, esperanza e ideas para hacer de este mundo otro mundo.

Porque Adolfo no sólo ha denunciado las injusticias sino que ha trabajado para hacer más justo este mundo. Aún hoy sigue sembrando: recorre cárceles y centros de jóvenes, acompaña a los pueblos originarios, defiende la madre tierra, abraza a las niñeces en las Aldeas de la Paz, sostiene la memoria de los ausentes y sigue reclamando justicia.

Adolfo ha hecho que la vida de muches sea una buena vida.

Estas imágenes son testimonio de ello: de su capacidad de escuchar, de decir, de acompañar, de construir, de hacer, de sembrar.

Hoy preside la Comisión Provincial por la Memoria, es presidente honorario del Servicio de Paz y Justicia y titular de la cátedra de Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

Sin duda, su biografía es un inmenso alegato contra el neoliberalismo, contra el capitalismo salvaje, contra el sálvese quien pueda. Pero también es una guía para la vida.

“Nadie puede sembrar con los puños cerrados. Para sembrar hay que abrir las manos”.

«El Premio logró abrir las puertas y las ventanas de muchos lugares a los que antes no teníamos acceso y nos permitió seguir con nuestras luchas. Fue una gran bocanada de oxígeno ante la asfixia de la dictadura».

Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz

Celebramos el reconocimiento a su figura como símbolo de un todo un colectivo. Adolfo en nombre de los pueblos de América encarnó un largo e intenso camino acompañando las viejas y nuevas luchas de un continente asolado por la desigualdad. Un territorio que caminó sembrando solidaridad, esperanza e ideas para hacer de este mundo otro mundo.

Nadie puede sembrar con los puños cerrados

“La vida te ofrece sus dones, y muchas veces miramos sin ver, y oímos sin escuchar, cada uno debe descubrir los caminos y beber en la propia fuente”.

Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz

A partir de esta secuencia de viñetas, podrás conocer la biografía en imágenes de una de las figuras más emblemáticas de la lucha por la paz y la justicia en América Latina. Un recorrido plástico por las circunstancias que lo llevaron al Nobel, los dones y fuentes de las que se nutrió para recorrer su camino de militancia de la mano de campesinos, obreros y pueblos nativos del continente.

 

“La memoria no es para quedarse en el pasado sino para iluminar el presente y reconstruir la esperanza”.

Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz

La artista plástica Rosalba Cuevas realiza sobre el muro del Museo de Arte y memoria de la CPM, una obra homenaje al hombre que supo abrirse a los otros, reconstruyendo la fe y la esperanza defendiendo las causas de los más excluidos y marginados de este continente.

 

Les compañeres de ruta

“Nadie puede sembrar con los puños cerrados.Para sembrar es necesario abrir las manos”.

Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz

En el siguiente recorrido recogemos la cosecha de amor que supo sembrar Adolfo, a través de las palabras de reconocimiento y admiración de distintas personalidades del ambiente artístico, político, educativo y gremial, amigos entrañables de Adolfo y su familia, quienes a partir de las fotos y recuerdos nos cuentan un poco más sobre nuestro premio Nobel.