Propuesta

El título de esta exposición alude a las obras en su doble condición de objeto artístico y documento de la historia. El conjunto de trabajos escogidos enuncia problemáticas disímiles. Algunos reconocen conquistas logradas en 40 años de democracia; mientras que otros, asumiendo la capacidad de la obra de arte de ser un objeto en pensamiento, señalan problemas no resueltos o caminos de lucha. Parafraseando al historiador inglés Michael Baxandall podríamos afirmar que estos trabajos ofrecen la posibilidad de comprender lo que supone ser, intelectual y sensiblemente, una persona del período abordado, y de entender la voz de artistas en primera persona, como otra vía de acceso a estos 40 años. Proponemos entonces inscribir esta exposición en el delicado límite entre historia y memoria, afirmando, para las obras y artistas, el derecho de escribir partes de esta historia.

 

María Teresa Constantin / Gabriela Vicente Irrazábal

El 10 de diciembre de 1983 el pueblo argentino celebraba la democracia y dejaba atrás la última dictadura militar. Era una democracia que se construía sobre las heridas del genocidio, que provocó miles de desapariciones forzadas, prisiones ilegales, torturas, exilios, entre otras graves violaciones de derechos humanos. Una democracia que tenía un deber urgente: reconocer el derecho de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación.

Una democracia que se construía también sobre el desmantelamiento del aparato productivo provocado por la política económica de la dictadura militar, y que buscaba recuperar derechos sociales perdidos: trabajo, salud, educación, vivienda. Los años y décadas siguientes demostraron, sin embargo, que la democracia por sí misma no garantizaba el cumplimiento de esos derechos.

La democracia tampoco garantizó -como se creyó durante la transición- la erradicación de la tortura y las violaciones a los derechos humanos. Los jóvenes pobres, identificados como peligrosos por las políticas de seguridad, se convirtieron en el blanco de la violencia estatal: perseguidos por la policía en los territorios y encerrados en condiciones inhumanas en cárceles sobrepobladas y hacinadas donde la tortura sigue siendo una práctica sistemática.

Vamos a celebrar 40 años de democracia con sus hitos y sus deudas, con el proceso de justicia por crímenes de lesa humanidad que aun con límites es un ejemplo en el mundo, y con demandas urgentes de las grandes mayorías que aún no tienen respuestas.

Objeto histórico, la muestra que presenta la Comisión Provincial por la Memoria, nos invita a recorrer las memorias de estos años, se entrecruzan aquí objetos, hechos, luchas, deseos y protagonistas de la democracia. Lo que fue, lo que hicimos, lo que deseamos que sea. 

Una democracia que no viene dada, que no está sólo en las urnas sino que se construye día a día en la acción política para la conquista de derechos y la búsqueda del bien común. Como en aquel 1983, a 40 años nos reúne el desafío de trabajar por ese sentido profundo de la democracia que es el derecho a la vida y dignidad de nuestro pueblo.

Comisión Provincial por la Memoria