632 jóvenes murieron en la guerra. Al término del conflicto bélico, madres, padres y hermanos de soldados desaparecidos golpearon puertas para saber qué había ocurrido con sus seres queridos. Las autoridades militares no sólo les negaron información, sino que también los persiguieron y amenazaron para que abandonaran la búsqueda.

Norma Gómez, hermana del soldado Eduardo Gómez, se comunicó desde Sáenz Peña, Chaco, con una unidad militar de Río Gallegos en busca de novedades sobre su hermano. “Nos dijeron que si hablábamos cinco minutos antes hubiésemos podido hablar con mi hermano, porque él en ese momento estaba comiendo y estaba lejos. Cuando volvimos a llamar y ya nos atendieron más”, recuerda. Tras varios intentos fallidos, le informaron que “Eduardo estaba con pie de trinchera” y que los trasladaban a Buenos Aires.

La familia logró juntar algo de dinero para que Omar, uno de los hermanos de Eduardo, y su prima Elda Cáceres viajaran a Capital Federal. Al poco tiempo debieron abandonar la búsqueda por las amenazas sufridas. “Los llaman a mi prima y a mi hermano del Estado Mayor Conjunto y les dicen que, si no se volvían a Chaco, mi mamá no solamente iba a perder un hijo, sino que iba a perder dos, porque lo iban a hacer desaparecer a mi hermano Omar”.

En 2011, Norma Gómez, junto a otros familiares y excombatientes, presentaría un amparo a Justicia argentina para exigir que se identifique a los soldados enterrados como NN.

En 1983 los ingleses construyeron el Cementerio de Darwin y, bajo las directivas del coronel británico Geoffrey Cardozo, los restos de los soldados argentinos fueron trasladados allí. Se trató de una iniciativa unilateral, sin intervención del gobierno de facto.

Casi diez años después de la guerra, el 18 de marzo de 1991 se realizó el primer viaje humanitario a las Islas, organizado por la Cruz Roja Internacional, del cual participaron 358 familiares de soldados argentinos caídos. En el Cementerio de Darwin, muchas familias afrontaron otro golpe. Más de un centenar de tumbas quedaron sin identificar, con una placa que rezaba: “Soldado argentino sólo conocido por Dios”.

A mediados de ese mismo año, la Argentina y el Reino Unido acordaron que se construiría en el cementerio de Darwin un monumento a la memoria de los caídos. El proyecto fue una iniciativa privada de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur, que se construyó entre febrero y abril de 2004.

En marzo de 2005 los directivos de la Comisión de Familiares viajaron a las Islas para verificar el final de obra, que incluyó el cambio de cruces y lápidas. Tras la remodelación, sepulturas que estaban sin nominar aparecieron nominadas. Un claro ejemplo es el de la sepultura C1.10. Según el listado de Cardozo, allí se habían enterrado a un alférez y a tres soldados sin nombre, provenientes del Monte Kent. Sin embargo, la placa colocada en 2004 indicaba que ahí descansaban los restos del primer alférez de la Gendarmería Nacional Julio Ricardo Sánchez y los soldados de la Fuerza Aérea Héctor Aguirre, Luis Sevilla y Mario Luna, pero las familias de estos últimos nunca habían sido notificadas.

En agosto de 2008, durante un viaje humanitario a las Islas, miembros del CECIM La Plata desplegaron una bandera con la leyenda: “Somos víctimas de la dictadura. No puede haber NN en este cementerio”. De ese modo, pusieron en relieve una demanda de muchos familiares, que buscaban a sus seres queridos, y de muchos excombatientes, que buscaban a sus compañeros.

Tres años después de aquel viaje, el 2 de agosto de 2011, las hermanas de Juan Carlos Dabalo, Eleodoro Monzón y Eduardo Gómez, soldados argentinos caído en Malvinas, junto al CECIM La Plata y el Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas (Cescem), presentaron un recurso de amparo en la Justicia Federal, con el patrocinio letrado de Alejo Ramos Padilla.

El amparo tenía por objeto que, “reconociendo el derecho a la identidad y a la verdad”, se le ordenara al Poder Ejecutivo Nacional que dispusiera “en el marco de su competencia las medidas necesarias para dentro de un plazo razonable se le devuelva la identidad. Recién a finales de octubre de 2012 el juez federal Ercolini declaró admisible la acción de amparo.

Antes de la de esa decisión judicial, el 2 de abril de 2012, al cumplirse 30 años del inicio de la guerra, la entonces Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, anunció que había enviado una carta al titular de la Cruz Roja Internacional para que tome las medidas pertinentes e interceda ante el Reino Unido para poder identificar a los soldados argentinos enterrados sin nombre en el cementerio de Darwin. A raíz de la solicitud presidencial al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), el EAAF fue convocado para participar de la Iniciativa Malvinas, que posteriormente se constituirá en el Plan Proyecto Humanitario (PPH).

En ese momento, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) solicitó al Estado argentino contar con el consentimiento mínimo de 80 familias de combatientes fallecidos sin identificar. Entre agosto de 2013 y mayo de 2015 se entrevistaron a 179 familiares. De ellos, 178 familiares estuvieron de acuerdo con la iniciativa, formalizaron el consentimiento y dieron su muestra de sangre. En total, se firmaron 80 consentimientos informados. Pero, a mediados de 2015, los trabajos de la Iniciativa Malvinas se interrumpieron.

El 13 de septiembre de 2016, la Cancillería argentina suscribió con Gran Bretaña el acuerdo conocido como “Foradori-Duncan”, que tenía por objeto que las partes removieran los “obstáculos” que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas. Sin embargo, allí se introdujo la cuestión humanitaria. En ese marco, el 8 de noviembre, el CECIM La Plata lanzó la “Campaña nacional por la identidad de los 123 NN en Malvinas” en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA).

Un mes más tarde, el 9 de diciembre de 2016, diplomáticos argentinos y británicos, reunidos en Ginebra, convinieron otorgar al Comité Internacional de la Cruz Roja la tarea de identificar a los soldados argentinos sepultados como NN. Así se constituyó formalmente el Plan Proyecto Humanitario.

Entre el 20 de junio y el 7 de agosto de 2017, un equipo de catorce especialistas forenses, provenientes de Argentina, Australia, Chile, España, México y Reino Unido, procedió a exhumar, analizar, obtener muestras y documentar cada uno de los restos sin identificar enterrados en tumbas marcadas con la leyenda «Soldado argentino solo conocido por Dios».

El análisis de los restos se llevó a cabo en una morgue temporal habilitada para tal fin por el CICR en el recinto del cementerio. Cada uno de los cuerpos de las 121 sepulturas en las cuales se trabajó, fueron exhumados y vueltos a inhumar en el mismo día, luego de realizadas las pericias científicas y las tomas de muestras de ADN correspondientes.

Se analizaron los restos de 122 cuerpos inhumados en las 121 sepulturas exhumadas. Solo a partir de los análisis realizados en el laboratorio de genética forense se pudo determinar que en una de las 121 sepulturas había restos óseos correspondientes a dos individuos. El análisis genético de las muestras y el cotejo con las muestras de referencia de los familiares se realizaron en el laboratorio forense del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), ubicado en la ciudad de Córdoba, Argentina. En paralelo, otros dos laboratorios en Reino Unido y España se encargaron del control y el aseguramiento de la calidad del análisis de ADN.

Finalmente, el 1° de diciembre de 2017, el CICR entregó a los gobiernos de Argentina y Reino Unido los primeros resultados del trabajo multidisciplinario forense. Entonces se habían identificado a 88 soldados.

El 26 de marzo de 2018, con el viaje a las Islas Malvinas realizado por los familiares de los primeros soldados identificados, se cerró el Proyecto Plan Humanitario. A partir de allí, nuevos familiares dieron muestras, que fueron comparadas con la de los restos óseos y eso posibilitó nuevas identificaciones.

El 18 de marzo de 2021, Argentina y del Reino Unido firmaron un acuerdo por el que solicitaron al CICR que realizara nuevas tareas forenses para identificar a soldados argentinos inhumados en el cementerio de Darwin. De ese modo, se estableció el segundo Plan de Proyecto Humanitario (PPH2), que consistió en la exhumación de restos humanos en esa sepultura: el resultado del análisis genético determinó cuatro nuevas identidades que se encontraban inhumados en la sepultura C.1.10: el Subalférez Guillermo Nasif; el Cabo primero Marciano Verón, el Cabo Primero Carlos Misael Pereyra y el Gendarme Juan Carlos Treppo. Además, se confirmó la identidad del Primer alférez Ricardo Julio Sánchez, que había sido inhumado en la C.1.10 con nombre, y se reasociaron restos óseos del Cabo Primero Víctor Samuel Guerrero, quien se encontraba inhumado en una tumba individual ya identificada.

El Plan de Proyecto Humanitario (PPH) permitió recuperar la identidad de 115 soldados argentinos. A 40 años de la guerra, aún restan 7 combatientes por identificar y el EAAF continúa trabajando para localizar a sus familiares.