La que presenta se estira para llegar al micrófono. Se llama Anahí, tiene el pelo y las pestañas teñidas de rosa. “Había muchos prejuicios ante el gatillo fácil, eran pibes, pibas chorros, aun siendo nosotres de barrio hay mucho prejuicio, no solo ante la pinta. No vemos qué realidad le toca a esa persona, aun viviendo todes en la misma calle de tierra”. Dice, se mueve, gesticula y también se emociona.

Todo el grupo asiente. Son Tamara, Maxi, Natali, Daiana, Iara, Julieta, Miriam, Candela, Rosa, Vladimir, Nahuel y Gastón.

“Hay que cambiar el punto de vista que cada uno tiene. Porque un chico tenga tatuaje o tenga el pelo teñido no podemos juzgarlo. Tratamos de dar un punto de vista diferente, no porque un chico tenga ropa deportiva es chorro. Hoy en día se dice que los adolescentes somos todos vagos. En realidad no, nosotros tenemos ideas, tenemos planes para el futuro y lo queremos cambiar. Queremos que el mundo sepa que los adolescentes no somos vagos y queremos estudiar para lograrlo”, dice Gastón.

Cuando les preguntamos qué fue lo más importante de este trabajo no dudan: a no juzgar. Antes juzgábamos. Mucho.

El grupo de la EES 77 de Virrey del Pino, La Matanza, trajo un trabajo sobre los estereotipos y estigmas sobre les pibes de las barriadas, en especial, aquellos privados de su libertad.
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#estoeschapa