Mecanismo Local de Prevención de la Tortura de la
Provincia de Buenos Aires (Ley Nacional 26.827)

Más de 13 mil jóvenes participaron del encuentro de cierre en el Complejo turístico de Chapadmalal. Más de 13 mil jóvenes pensando, en clave de derechos humanos, los desafíos de la democracia hoy. Como sucede desde hace 15 años, el programa de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) sigue creciendo, consolidándose como un espacio de participación y expresión. “En estos días, ustedes fueron marcando lo que todavía le falta a la democracia, por eso están acá, están para reclamar por esos derechos que le faltan a la democracia porque no hay democracia sin derechos”, destacó la directora general de la CPM, Sandra Raggio. Este encuentro de Chapadmalal es un derecho conquistado por las nuevas generaciones. Un derecho que se afirma y defiende cada día.

Los jóvenes del Envión de Rafael Castillo terminan su presentación pintando en vivo una larga tela blanca en la que escribieron: “No somos peligrosos”. Alzan su voz para denunciar esos discursos que los estigmatizan, que los señalan, que los criminalizan. Es la voz de los excluidos, de los que sufren las violencias del Estado, la falta de acceso a derechos: “Nos contaron que los derechos de uno terminan donde empiezan los derechos del otro; ¿y si resulta que no es así? ¿que los derechos se potencian cuando estamos con el otro?”, se preguntan en uno de los tantos manifiestos políticos que circularon durante 18 días.

Este encuentro reunió a más de 13 mil jóvenes de toda la provincia de Buenos Aires, CABA y Rosario. 1.070 equipos de investigación que construyeron, desde sus barrios, escuelas y ciudades, la agenda de la democracia. Más de 13 mil jóvenes que participan, se comprometen, se solidarizan con el otro, se indignan frente a las injusticias y reclaman una transformación. Pero, fundamentalmente, nos enseñan que otro mundo es posible.

Esa agenda de la democracia que se construye todos los días, compuesta por deudas pendientes y también por nuevos desafíos, es la que se discute y despliega en Chapadmalal. En cada encuentro, los jóvenes renuevan las miradas y discusiones sobre su propia realidad; cada una de sus investigaciones define la agenda política actual desde un piso común: la defensa de los derechos humanos. Entre los más de mil equipos que se presentaron este año, se destacaron las investigaciones sobre violencia institucional y el mundo del trabajo: precarización laboral, explotación infantil, y protesta social.

“El compromiso colectivo es un acto político de la democracia que queremos construir. En estos días, ustedes fueron marcando lo que todavía le falta a la democracia, por eso están acá, están para reclamar por esos derechos que le falta a la democracia porque no hay democracia sin derechos. Y sabemos que no hay mejor garantía para la democracia que el respeto de los derechos humanos: los derechos humanos como esa plataforma de deseos cuyo sentido profundo es la posibilidad de todos de vivir dignamente”, señaló la directora general de la CPM, Sandra Raggio.

Adolfo Pérez Esquivel, presidente de la CPM participó del encuentro, asistió a las presentaciones de los trabajos y conversó con los jóvenes. Durante un conversatorio abierto dijo: “este espacio es un espacio de libertad y esperanza, un espacio para construir con el otro el cambio social y político, un cambio que se hace por la indignación frente a las injusticias. Siempre en los pueblos hay capacidad de resistencia para construir una sociedad mejor”. Además, en diferentes momentos de estos 18 días, otros integrantes de la CPM acompañaron el encuentro: Víctor Mendibil, presidente, Roberto Cipriano García, secretario, Ernesto Alonso, Susana Méndez, Yamila Zavala y Ana Barletta.

“Nos pone felices estar acá, compartiendo con ustedes este espacio de crecimiento, de construcción colectiva; acá nos demuestran que desde las propias experiencias e historias, nos sentimos muy iguales con el otro. Y desde esa diversidad, ver los trabajos que producen en los barrios y en las ciudades nos da muchas esperanzas, nos confirman que, aun en los peores momentos, podemos construir una sociedad distinta, una sociedad igual”, destacó el secretario de la CPM, Roberto Cipriano García. Por su parte, Yamila Zavala agregó: “Para nosotros es una alegría lograr esto, lograr que Jóvenes y Memoria siga siendo un lugar de pertenencia para ustedes, un lugar de participación con compromiso y convicción”.

“La palabra sin acción no es nada, hacer nos libera; cuando vuelva de Chapa, les voy a contar todo lo que aprendí: que podemos decir lo que pensamos. Que tenemos la valentía de mostrar lo que somos y lo que no queremos volver a ser nunca más”, dice otro de los manifiestos que los jóvenes escribieron para los cierres del encuentro.

La reflexión sobre las juventudes y su rol como actor político y social está siempre presente en las discusiones que se generan en este espacio. “Los jóvenes somos transformadores, pero no de esos transformadores que te consumen lo mejor que tenés, transformamos lo bueno en malo, lo negativo en algo piola: somos los nadies, los callejeros, los indios y los que bancan. Somos los reprimidos y los ensuciados por los medios de comunicación. Por eso somos un cardumen que rema contra la corriente”, reivindican en otro de los manifiestos.

Una pedagogía de la acción: “Siempre decimos que Jóvenes y Memoria es una forma de construir, de hacer con el otro, es una forma de ejercer nuestros derechos que no se termina acá, que se multiplica en cada territorio. En Chapadmalal aprendemos el sentido profundo de la palabra y la acción”, dijo la directora del programa, María Elena Saraví.

Desde el 2002, Jóvenes y Memoria se constituye como un espacio pedagógico plural y participativo que promueve la reflexión crítica sobre nuestro pasado reciente y su vinculación con el presente: “Las nuevas generaciones llevan la bandera de los que no están, de los 30.000 desaparecidos, pero también de las víctimas de la violencia policial en los barrios, de la violencia carcelaria en los lugares de encierro, y las víctimas de las políticas económicas excluyentes”, remarcó Sandra Raggio.

En ese sentido, la presente convocatoria propuso, bajo el lema “el camino de la democracia es la lucha por los derechos”, reconocer las luchas colectivas como parte constitutiva de la democracia y como principio ético: “Acá vivimos la solidaridad de reconocer en el otro, de reconocerse en su dolor y, fundamentalmente, en su esperanza”.

“Queremos un mundo donde no nos ignoren, un mundo donde seamos libres”, dicen los jóvenes. Ellos son los verdaderos protagonistas de este espacio y así cerraron el XV Encuentro: “Nos vemos en Chapa 2017: insurgentes, libres y unidos”.

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