Mecanismo Local de Prevención de la Tortura de la
Provincia de Buenos Aires (Ley Nacional 26.827)

Cada año Chapadmalal se llena de jóvenes que se juntan para compartir la etapa final del programa Jóvenes y Memoria. Pintan murales, cantan, debaten en los talleres y muestran las producciones que estuvieron elaborando durante todo el año en sus escuelas y en sus barrios. De esto nos habla Adolfo Pérez Esquivel, presidente de la Comisión Provincial por la Memoria, qué ante los estigmas sociales contra las juventudes, levanta la bandera de la democracia en donde los jóvenes son protagonistas.

 

¿Qué es “Chapa”?

Es dos cosas al mismo tiempo. Primero es el espacio para mostrar los trabajos que hacen los chicos en las escuelas sobre lo que es la memoria. Lo más importante de esto es que no tratan de quedarse en el pasado, sino que esa memoria les ilumina el presente y pueden reflexionar también lo que pasa en los barrios, en las familias y en las organizaciones. Por otro lado, el encuentro de Chapadmalal logra reunir a los chicos de diversas escuelas de la provincia de Buenos Aires, para compartir, conocer y tratar de profundizar la formación de los jóvenes y de los docentes con respecto a lo que se vivió en el país y lo que se vive actualmente.

 

¿Qué pensás vos que genera el encuentro en los jóvenes?

Lo que yo noto en los jóvenes cuando van es mucha alegría. Van a compartir la música, el intercambio, el diálogo, muchos se acercan al mar porque nunca lo vieron. También comienzan a descubrir la participación social con otras escuelas. Es un enriquecimiento tanto para ellos como para los docentes. Si bien están tratando los problemas que son serios para la sociedad por suerte no le perdieron la sonrisa a la vida. Y me parece que esto es muy importante, esto nos da mucha esperanza de que hay posibilidad de cambio social y los jóvenes están en ese camino. Porque ellos son los actores y van a ser los actores sociales, culturales y políticos. ¿Qué mejor si tienen conciencia crítica y tienen valores?

 

¿Por qué los jóvenes son actores centrales para la transformación social?

En sociedades conflictivas que los jóvenes tengan en cuenta lo que son los derechos humanos, lo que es la ética, lo que son los valores, es un paso fundamental.  El conocimiento es importante, pero no lo es todo. Muchas veces el conocimiento no llega a generar esos valores que son fundamentales para el crecimiento democrático. Creo que, en Jóvenes y Memoria, ellos empiezan a descubrir qué pasa en su barrio, qué pasa en la sociedad, por qué los jóvenes son discriminados.  Y este proceso de preguntarse y compartir me parece que es positivo y conduce a la transformación.

 

¿Por qué pensar la lucha por los derechos hoy?

En el presente muchas veces nos encontramos frente a situaciones de violencia social pero también estructural. Frente a situaciones que realmente tenemos que comenzar a rever porque buscamos también que las acciones que hace la Comisión generen un aporte concreto a la vida de la gente. Los jóvenes parten del territorio, de la realidad en que viven en el barrio. Y me parece valioso de que lo tengan y que no miren para otro lado, porque es parte de la vida que ellos llevan. Jóvenes y Memoria les aporta un montón de elementos para poder ubicarse en ese presente. Es como aquel proverbio que dice “si no sabes a dónde vas, regresa para saber de dónde vienes”. Los jóvenes van descubriendo su pertenencia, su identidad, sus valores, también qué es lo que pasa con ellos en esta sociedad que es tan expulsiva en muchos casos.

 

¿Cómo estos espacios contribuyen a la construcción democrática?

No hay pueblo sin memoria. Un pueblo que pierde la memoria vuelve a repetir los mismos males y eso no es superador. Entonces, el trabajo con los jóvenes implica la toma de conciencia crítica, valores y lo que significan los derechos de las personas y de los pueblos y eso es fundamental para la construcción democrática, como valores indivisibles. En este sentido, vemos muy importante el trabajo con jóvenes. La continuidad de este trabajo durante tantos años le da vigencia al programa institucional y ha aportado muchísimo en la educación de los jóvenes.

 

¿Cómo vivís vos la experiencia “Chapa”?

En principio observo y veo mucho de los trabajos que ellos presentan de teatro, de radio, de plástica, en donde debaten cuáles son los problemas.  Esa es una energía que hay que potenciar, hay que acompañar.  También lo que me llama mucho la atención es la gran participación de los docentes que también se enriquecen con lo que aportan los jóvenes. Y pienso en lo que puede generar este encuentro para sus vidas. Entonces me parece que esto es muy valioso. Por eso creo que el programa Jóvenes y Memoria tiene que continuar, porque propone una dinámica permanente de transformación, crecimiento y enriquecimiento.

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