El nuevo aniversario del último golpe de Estado en nuestro país nos encuentra inmersos en un proceso socio económico, político y cultural que pone en riesgo las conquistas de la democracia, no solo de los últimos 40 años sino de lo alcanzado a lo largo de la historia argentina.
Claro que no ha sido un proceso sin sombras, sin violaciones a los derechos humanos, sin profundas deudas con las mayorías populares. Una democracia que no garantizó derechos para todos y que por lo tanto no es valorada o respetada como el mejor sistema de gobierno posible. Sin embargo, lejos de intentar resolver lo aún pendiente, el actual gobierno nacional pretende profundizar aun más la desigualdad y la pobreza, al mismo tiempo que beneficia a los sectores más ricos y poderosos. Y esto lo hace exaltando la violencia, el odio y el individualismo. Es la miseria planificada. Hay plata, solo que es para unos pocos. No hay improvisación.
Es por ello que el 24 de marzo próximo tenemos que expresarnos en las calles, activando una memoria popular que conecte este presente con el pasado evocado y logre identificar las continuidades entre el proyecto genocida y la crueldad de una política económica, social y cultural puesta en marcha hoy, que pretende reescribir la historia retrotrayéndonos a discursos y propuestas neoliberales excluyentes, injustas y violentas que evocan en su puesta en marcha al peor de nuestros pasados.
Aspiramos a la expresión de todos los sectores democráticos de nuestro país, partidos, sindicatos, asociaciones profesionales, organizaciones sociales, culturales y cada una de las personas conscientes del peligro que nos acecha.
El neofascismo gobierna nuestro país y debemos detenerlo: en unidad, sin mezquindades, sin especulaciones. Debemos estar a la altura de las exigencias de la historia, al servicio único del pueblo, ese es el interés superior que debe guiar nuestra acción. Las diferencias son bienvenidas para el debate necesario, para generar nuevas ideas y acciones, pero este 24 el discurso tenemos que construirlo en la calle, en unidad, para dar un claro mensaje al neofascismo en avance.
Nos vemos en la plaza.