En el auditorio principal de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Facultad Regional La Plata –situada en calle 60 y 124-, el pasado viernes se realizó una emotiva actividad por el día de la Memoria que, como señaló el decano Luis Ricci, inicia un camino para “superar los silencios por los crímenes del terrorismo de estado”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) hizo entrega de los documentos del archivo de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA) sobre el espionaje ilegal a docentes y estudiantes. Ambos organismos firmaron también un convenio de colaboración. Luego se descubrió una placa en homenaje al estudiante desaparecido Roberto “Tito” Castagnet, con la presencia de su hija Carolina -que recibió la ficha reparada de su padre como estudiante de la UTN y documentos de la DIPBA- y ex alumnos compañeros del Centro de Estudiantes. Y se inauguró la muestra fotográfica “Violencias”, del fotógrafo Eduardo Longoni.

En el marco del acto reparatorio por la memoria, la presidente de la CPM Dora Barrancos instó a seguir trabajando por más memoria, verdad y justicia, expresando: “esta casa vivió momentos muy sórdidos, pero contra viento y marea seamos optimistas y no demos lugar a pesimismos preventivos”.

La jornada por la memoria en la UTN fue organizada conjuntamente con la CPM, en el marco de la firma de un convenio institucional de colaboración que tendrá por fin desarrollar líneas de acción con perspectiva de derechos humanos, en una casa de altos estudios que durante muchas décadas “fue gestionada con silencios y olvidos” conforme definió el actual decano Luis Ricci y para “visibilizar los crímenes cometidos contra la comunidad universitaria durante la última dictadura cívico militar”.

“Nuestra Facultad Regional comienza hoy el camino de reconstrucción de la verdad y la memoria, y eso lo estamos impulsando junto a la CPM y su presidenta Dora Barrancos con quienes pretendemos interpelar nuestra propia historia institucional en la búsqueda de la verdad y recuperar a aquellas y aquellos compañeros que fueron víctimas del terrorismo de estado”, señalo Ricci, quien asumió el decanato en 2021 tras las elecciones del pasado 3 de septiembre.

En la conferencia brindada por Dora Barrancos, presidenta de la CPM, recuperó que la historia de la UTN reconoce un largo trazado entre la vieja Universidad Obrera Nacional (UON) creada en 1948 con el objeto de formar profesionalmente a la clase trabajadora y la renovación de la sociedad argentina que significó aquella universidad entre el primero y el segundo peronismo.

“Hubo una preocupación real por la democratización de la educación, haciendo crecer entre los sectores populares vigorosas formas de iniciativa transformadora. Luego esa universidad se convirtió en la Universidad Tecnológica Nacional, que ha vivido momentos muy sórdidos también”.

También señaló que “no puede haber justicia social distributiva ni se puede parar la ominosa concentración de la riqueza si además de mejorar el equilibrio de recursos y posibilidades no conquistamos definitivamente la paridad entre los sexos en nuestra sociedad. Para terminar, quiero decir que mi apuesta absoluta siempre será optimista contra viento y marea. A mí que no me vengan con pesimismos preventivos”.

Participaron de la jornada les integrantes de la CPM, Ana Barletta y Roberto Cipriano García junto a la Directora General de Áreas Sandra Raggio, además de los equipos de archivos e investigación del organismo de derechos humanos desde los cuales se hallaron, examinaron y extrajeron las copias de los legajos que la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA) había elaborado sobre la UTN, sus estudiantes, docentes, no docentes y autoridades.

Estos documentos integran el legajo N° 133 –que pertenece a la Mesa A, factor estudiantil, y que consta de 114 páginas con informes de vigilancia sobre autoridades y elecciones estudiantiles, asambleas, reclamos ante las autoridades de la universidad, vinculaciones entre estudiantes de la UTN y la UNLP y antecedentes de personal docente y no docente- y el legajo N° 33, con material estrictamente vinculado a las militancias estudiantiles.

Sandra Raggio destacó que “la memoria no caduca, no vence, nunca es tarde. Está ligada con las condiciones de cada presente. Las memorias no están suprimidas sino que están ahí para ser reconocidas y visibilizadas. Y en la UTN durante mucho tiempo las autoridades consideraron que con ciertos olvidos debía ser gestionada la universidad,  justamente una casa de estudios que tiene una gran ligazón con los y las trabajadores”.

Por su parte, Roberto Cipriano García agregó que “no hay posibilidad de construir una perspectiva de derechos humanos para nuestra democracia, si no abordamos las violaciones a los derechos del pasado reciente con relación con las que ocurren en el presente por parte del propio Estado, que hoy utiliza la práctica sistemática de la tortura en el despliegue de las fuerzas de seguridad en el territorio y en los contextos de encierro. Por eso este paso de la UTN es tan importante e indispensable. Y no es fácil porque interpela silencios acumulados, prácticas, culturas establecidas. Por eso apoyamos y nos sumamos a este proyecto de trabajo sobre memoria, verdad y justicia”.

Luego de la entrega de la documentación DIPPBA a la UTN se descubrió una placa conmemorativa del estudiante de ingeniería civil Roberto “Tito” Castagnet, secuestrado el 29 de julio de 1976 junto a su compañera Julia Esther Pozzo, y que aún permanece desaparecido.

En ese momento Ana Barletta le entregó a Carolina, la hija de Roberto Castagnet, copia de la ficha que sobre su padre había elaborado la DIPPBA previo a su secuestro y las autoridades de la Universidad copias del legajo reparado donde se consigna el crimen de estado. Varios de quienes fueron compañeros de la víctima tomaron la palabra y rememoraron anécdotas sobre los valores de solidaridad, compromiso social, su práctica del básquet y sus fuertes discusiones políticas en el centro de estudiantes del que era secretario.

La emotiva jornada de memoria concluyó en el hall central de la planta baja, con la inauguración de la muestra fotográfica “Violencias”, que contó con la presencia de su autor Eduardo Longoni.

“Para mí la fotografía ha sido una militancia política por otros medios. Empecé a fotografiar para poner un granito de arena y poner en fuga a la dictadura. Tal vez alguno de estos documentos, guardados durante años como los que vimos hoy de la inteligencia de la policía bonaerense, cobra alguna importancia en algún momento. Hay fotos con un primer impacto y luego puede derivar en nuevos sentidos, reinterpretaciones, importancia, relevancia”, explicó.

“La fotografía guarda la memoria. Me gusta decir que estas imágenes se me fueron de las manos, son de la gente, del pueblo, un registro del terror que vivimos como sociedad. Todos tuvimos miedo. Más allá de  que el sol no se apagó aquel 24 de marzo,  todos tuvimos miedo”, concluyó.

FOTO: Equipo de comunicación de la UTN.

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