El colectivo de hijas, hijos y familiares de genocidas por la memoria, la verdad y la justicia presentó en el auditorio de la CPM “Escritos desobedientes”, el libro que reúne los relatos e historias de esos hombres y mujeres que se animaron a romper el mandato familiar de silencio y negación: “No le guardo rencor ni odio, pero no puedo perdonar lo que hizo”, dijo María Laura Delgadillo.

“Esta es una nueva voz que se une a la lucha por memoria, verdad y justicia, transformaron el colectivo en acción política y nos permiten pensar el descubrimiento de nuevas historias sobre el terrorismo de Estado; sus relatos nos complejiza la historia del genocidio”, señaló Ana Barletta, integrante de la CPM.

La mesa de presentación contó con la participación el colectivo Historias desobedientes de María Laura Delgadillo, Analía Kalinec y Elizabeth Rodríguez. También compartió su historia la integrante de la CPM e hija de desaparecidos-asesinados, Yamila Zavala Rodríguez. Los miembros del organismo Ernesto Alonso y Roberto Cipriano García, y la directora general Sandra Raggio también participaron de la actividad.

“Queremos agradecer este espacio para presentarnos, esta invitación nos honra y nos halaga”, remarcó Kalinec. Y agregó sobre el largo recorrido de presentaciones que tuvo el libro: “En cada lugar, siempre nos encontramos con alguien que nos dice ‘yo también soy una historia desobediente y nunca lo pude contar’. Creo que eso logramos, animar a otros, habilitar la palabra para exteriorizar esta contradicción tan intima: esta vinculación filiatoria con la condena de los crímenes que realizaron”.

“Este silencio, evidentemente se iba materializando, y la idea del libro nos dio la posibilidad de juntar lo que veníamos escribiendo, también el impulso a escribir para los que no habíamos escrito nunca. Siempre respetando la forma de narrar y la posibilidad de hacerlo de cada uno”, dijo Elizabeth Rodríguez.

Luego de las voces de las hijas desobedientes, Yamila Zavala Rodríguez compartió su historia como hija y víctima del terrorismo de Estado: “Durante mucho tiempo nosotros tampoco tuvimos el espacio para hablarlo, por el dolor que cargábamos, pero también porque había silencios en la familia. La organización de Hijos en los 90 nos dio una posibilidad para hacerlo para reconstruir nuestra historia y la de nuestros padres”.

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